domingo, 25 de octubre de 2015

Alejandro Magno mitos y leyendas

Alejandro III de Macedonia conocido como Alejandro Magno, es el mayor representante cultural de la Antigüedad, reconocido como el más trascendente de los grandes conquistadores, señalado como un tirano. Sus hazañas emocionaron y maravillaron a los hombres de la Antigüedad y siguen asombrando aún en nuestros días, como si de una aventura maravillosa y extraordinaria se tratase Y tal vez lo fuese el hecho de que, en once años no se produjera ningún accidente que hiciera fracasar la magna empresa por él iniciada. Murió de fiebre a los a los 33 años, habiendo conquistado más territorios que ningún otro general hasta entonces y sin haber sido vencido nunca.
a figura la tenía de hombre y la cabellera de león. Los ojos los tenía de diferente color: el derecho de tonos oscuros y el izquierdo glauco, pero en cuanto a su perfil, representado en las monedas, varía ostensiblemente de unas emisiones a otras.

También refieren las fuentes antiguas el episodio de su concepción por una serpiente, que se unió a su madre estando ésta dormida.

Alejandro era de carácter poco flexible y de los que no pueden ser llevados por la fuerza, pero al que con la razón y el discurso se le conducía fácilmente a lo que es decoroso y justo. Filipo II por si mismo procuró más persuadirle que mandarle y, más tarde, recibió Alejandro una cuidada educación, a cargo, primero, de Cleónidas, su pedagogo y tutor infantil; su maestro de música, leucipo el Umneo: de Geometría, Melemno el Peloponesio; de Retórica, Anaxímenes.

Nacimiento e Infancia

Hijo de Filipo II de Macedonia y de su esposa epirota Olimpia, el príncipe Alejandro de Macedonia nació tal vez en Pella, capital de este reino o en Egas, en julio del año 356.
Sobre su nacimiento surgieron posteriormente muchas leyendas, entre ellas la que el nacimiento de Alejandro coincidió con el incendio del templo de Ártemis, en Éfeso. Se atribuyó su paternidad a Zeus-Amon, de lo que podrían derivar diversas cualidades físicas especiales, como el tener aspecto leonino, característica divina, aunque para engendrarlo tomase el dios forma de serpiente. El Pseudo Calistenes lo describe como un tipo peculiar, La figura la tenía de hombre y la cabellera de león. Los ojos los tenía de diferente color: el derecho de tonos oscuros y el izquierdo glauco, pero en cuanto a su perfil, representado en las monedas, varía ostensiblemente de unas emisiones a otras.
También refieren las fuentes antiguas el episodio de su concepción por una serpiente, que se unió a su madre estando ésta dormida.


Alejandro era de carácter poco flexible y de los que no pueden ser llevados por la fuerza, pero al que con la razón y el discurso se le conducía fácilmente a lo que es decoroso y justo. Filipo II por si mismo procuró más persuadirle que mandarle y, más tarde, recibió Alejandro una cuidada educación, a cargo, primero, de Cleónidas, su pedagogo y tutor infantil; su maestro de música, leucipo el Umneo: de Geometría, Melemno el Peloponesio; de Retórica, Anaxímenes.


Historia y leyenda sobre sus amores


Según una historia, el filósofo Anaxarco comprobando la vanagloria de Alejandro cuando aspiraba a los honores de la divinidad, señalaba la herida de Alejandro, diciendo: “Mira la sangre de un mortal, y no el licor de un dios.” En otra versión, Alexander señaló la diferencia en la respuesta a unos soldados aduladores. Una fuerte tradición oral, aunque no consten en cualquier fuente primaria existentes, es la enfermedad  de Alexander como la epilepsia que tenía, conocida por los griegos como enfermedad sagrada y se pensaban que era una señal del favor divino.

Alexander tenía un caballo llamado Bucéfalo, que significa “cabeza de buey”; supuestamente descendiente de las Yeguas de Diomedes. El mismo Alejandro, cuando todavía era joven, lo domó cuando aún no tenía experiencia para hacerlo.
ninos a tal grado que su madre estaba ansiosa por temor a ser incapaz de engendrar hijos.” Para saciar su apetito por el sexo débil, el rey Felipe y Olimpia trajeron una cortesana tesalia de alto precio llamada Callixena.

Más tarde, Alejandro se casó con varias princesas de los antiguos territorios persa, Roxana de Bactria, Estatira, la hija de Darío III, y Parysatis, hija de Ochus. Fue padre de un hijo, Alejandro IV de Macedonia, nacido de Roxana poco después de su muerte en 323 a. de Cristo, y también tenía en el 327 a JC un hijo, (Heracles), con su concubina Barsine, hija de Artabazo sátrapa de Frigia.



Matrimonios y sexualidad de Alejandro

El mayor apego emocional de Alejandro  fue para su compañero, amante y comandante de caballería, Hefestión. Era más que probable que durante  la infancia, Hefestión también recibió su educación en la corte del padre de Alejandro. Hefestión hace su aparición en la historia en el momento en que Alejandro alcanza Troya. Allí los dos amigos hicieron sacrificios en los santuarios de los dos héroes Aquiles y Patroclo, Alejandro hizo honor a Aquiles y Hefestión honor a Patroclo. Como Eliano en su Varia Historia (12,7) afirma: “Así el dio a entender que era objeto del amor de Alejandro, como Patroclo era de Aquiles”.

Muchos discutieron su sexualidad ambigua.  Informes de Curtius, “despreciaba los placeres sensuales femeninos a tal grado que su madre estaba ansiosa por temor a ser incapaz de engendrar hijos.” Para saciar su apetito por el sexo débil, el rey Felipe y Olimpia trajeron una cortesana tesalia de alto precio llamada Callixena.

Más tarde, Alejandro se casó con varias princesas de los antiguos territorios persa, Roxana de Bactria, Estatira, la hija de Darío III, y Parysatis, hija de Ochus. Fue padre de un hijo, Alejandro IV de Macedonia, nacido de Roxana poco después de su muerte en 323 a. de Cristo, y también tenía en el 327 a JC un hijo, (Heracles), con su concubina Barsine, hija de Artabazo sátrapa de Frigia.



Curcio mantiene que Alejandro también tomó como amante a “Bagoas, un eunuco de excepcional belleza y en la flor de la adolescencia,del que Darío era íntimo  (VI.5.23). Bagoas es el único que en realidad es nombrado como el erómeno  – la persona amada –  de Alejandro.

La palabra no se utiliza  para Hefestión. Su relación parece haber sido bien conocida entre las tropas, ya que Plutarco relata un episodio (también mencionado por Dicearco), durante algunas festividades en el camino de regreso de la India) “ante el clamor de los hombres para que besara abiertamente al joven Bagoas , Hefestión se sentó junto a él y aplaudió tan contento junto a  los macedonios, que hicieron aclamaciones y  nunca dejó de aplaudir  y gritar hasta que Alejandro puso sus brazos alrededor de Bagoas y lo besó. “

Bagoas debía  tener gran prestancia  por su coraje y fortaleza durante ese episodio desgarrador de su íntimo ataque. Cualquiera que fuesea la relación de Alejandro con Bagoas, no fue impedimento para las relaciones con su reina: seis meses después de la muerte de Alejandro Roxana dio a luz a su hijo y heredero, Alejandro IV.


Además de Bagoas, Curcio menciona otro amante de Alejandro, Euxenippus “, cuya gracia juvenil le llenó de entusiasmo” (VII.9.19).

Ellos argumentan que los relatos históricos que describen las relaciones de Alejandro con Hefestión y Bagoas como relaciones sexuales fueron escritos siglos después de los hechos, por lo que no se puede establecer que la “verdadera” relación entre Alejandro y sus compañeros eran hombres.

Esos debates, sin embargo, son considerados anacrónicos por los eruditos de la época, que señalan que el concepto de homosexualidad no existía en la antigüedad greco-romana. La atracción sexual entre hombres era vista como una parte normal y universal de la naturaleza humana, ya que se creía que los hombres se sentían atraídos por la belleza, un atributo de los jóvenes, independientemente de su sexo.


Las conquistas de Alejandro

No cabe duda que Alejandro estaba tentando mucho la suerte al atacar el Imperio Persa, el cual, aunque debilitado en algunos aspectos, todavía era un estado fuerte. La flota de Alejandro era inferior a la armada persa, la cual reclutaba sus naves de los fenicios y de otros pueblos costeros del occidente de Asia; además, difícilmente se podía decir que sus finanzas estuvieran en su mejor momento.
El ejército de Alejandro tendría que vivir fuera del ambiente rural y obtener victorias rápidas con el fin de hacerse de los recursos necesarios para continuar la batalla. Lo la primavera del año 334 a. de C., Alejandro penetró en Asia Menor con un ejército de alrededor de 37 000 hombres. Casi la mitad de éstos eran macedonios, y el resto eran griegos o de otros pueblos aliados, La caballería, que desempeñaría un papel decisivo como fuerza de choque, se componía de alrededor de 5000 elementos. Al ejército lo acompañaban arquitectos, ingenieros, historiadores y científicos, indicación clara de la gran visión de Alejandro, así como de las expectativas optimistas que alentaba al comienzo de su campaña.

Su primera confrontación con los persas —en la batalla del río Gránico, en el año 334 a. de C. casi le costó la vida; no obstante, llego a representar una gran victoria. En la primavera del año 3331. de C., toda la mitad occidental de Asia Menor había caído en las manos de Alejandro, y las ciudades griegas jónicas del suroeste de Asia Menor habían sido liberadas” del opresor persa. No todos estos estados querían ser liberados y, más bien, consideraban a Alejandro simplemente como su nuevo amo.
Mientras tanto, el rey persa Dario III movilizaba sus fuerzas para detener el ejército de Alejandro. Aunque las fuerzas persas eran numéricamente superiores a las de Alejandro, la batalla de Isos se libró en un terreno angosto que suprimía la ventaja de la superioridad persa, por lo que resultó otro éxito macedonio. La causa no se vio favorecida por el hecho del retiro espectacular  de Darío del campo de batalla en un momento que todavía no estaba claro quien resultaría victorioso. Después de su victoria en Isos del año 333 A.C. Alejandro sitio las ciudades portuarias de Tiro y Gaza, con el fin de evitar el control pesa del mar. Egipto capituló sin presentar batalla, así que para el invierno de 332 a.C. Siria, Palestina y Egipto estaban bajo el dominio de Alejandro. Asumió el tradicional título de faraón de Egipto y fue aclamado como hijo de Amón”, que para los griegos equivalía a ser considerado como el hijo de Zeus. Alejandro también construyó la primera de una serie de ciudades que adoptaron su nombre (Alejandría), la cual sería la capital administrativa griega de Egipto. Llegaría a ser (hasta nuestros días) una de las más importantes ciudades en el mundo mediterráneo.
En tanto, Darío daba muestras de tener voluntad de concertar la paz, ofreciendo a Alejandro toda la tierra que estaba al occidente del río Eufrates. Este rechazó el ofrecimiento e inició la ofensiva. Se movilizó ahora hacia el territorio de los reinos del antiguo Cercano Oriente y, en el verano del año 331 a. de C., entabló la decisiva batalla contra los persas en Gaugamela. En dicho lugar, era evidente que las fuerzas de Alejandro eran inferiores en número en comparación con el ejército persa, el cual se había emplazado en una planicie abierta y despejada con objeto de que los carros de guerra pLidieran maniobrar a sus anchas. Alejandro pudo romper el centro de la línea persa con una caballería pesada, a la cual siguió la infantería. La batalla derivó en una fuga desordenada, pero Darío se las arregló para escapar. Después de su victoria en Gaugamela, Alejandro entro en babilonia y luego se dirigió a las capitales persas de Sosa y Persépolis, donde se apropio de los tesoros persas y se adueñó de inmensas cantidades de oro y plata.